Detectar la demencia en sus fases iniciales es fundamental para mitigar sus efectos más severos y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los especialistas subrayan la importancia de una detección temprana, que permite a las familias y profesionales de la salud implementar medidas para frenar el avance de la enfermedad.
Uno de los síntomas más reconocidos de la demencia, y particularmente del alzhéimer, es la pérdida de memoria. Sin embargo, existen otros indicios menos conocidos que pueden ser cruciales para un diagnóstico temprano. Cambios en la personalidad, como la disminución de la extroversión o la amabilidad, pueden preceder al deterioro cognitivo, según investigaciones de la Universidad Estatal de Florida.
Además de los cambios de personalidad, dificultades como problemas para conducir o la pérdida del olfato también son señales tempranas de deterioro cognitivo. Conducir, una tarea que involucra múltiples funciones cognitivas, puede volverse un desafío, mientras que la pérdida del olfato a menudo antecede otros síntomas en enfermedades como el alzhéimer y la demencia con cuerpos de Lewy.
Los trastornos del sueño, como alteraciones en los patrones de sueño o comportamientos inusuales durante el sueño REM, también pueden ser indicativos de demencia. Asimismo, problemas financieros repentinos o inusuales, como olvidar pagar facturas o realizar compras impulsivas, pueden ser una manifestación de alteraciones en el juicio, común en casos de demencia frontotemporal.
Identificar y atender estos síntomas a tiempo es esencial para el manejo de la demencia, proporcionando una mejor calidad de vida y la posibilidad de estrategias más efectivas para combatir el progreso de la enfermedad.
