La caza, una actividad que cuenta con bastante tradición en la comarca del Andarax, conlleva riesgos inesperados para la salud que pueden afectar gravemente a sus practicantes. Expertos han identificado problemas como el aumento de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares debido al esfuerzo físico intenso, el estrés emocional y las bajas temperaturas que se pueden dar en ambientes rurales. Estos factores, combinados con la exposición prolongada a situaciones de alta adrenalina, representan un desafío significativo para el sistema cardiovascular.
Además, la caza en lugares remotos complica el acceso a servicios médicos en caso de emergencias, como paros cardíacos. La falta de preparación física adecuada es otro factor que eleva el riesgo de lesiones o complicaciones graves. Por ello, se recomienda que los cazadores se sometan a evaluaciones médicas regulares y mejoren su condición física antes de embarcarse en esta actividad.
Para reducir los peligros, los especialistas sugieren no cazar en solitario y siempre disponer de planes de comunicación con servicios de emergencia. También es fundamental conocer los síntomas de problemas graves, como los derrames cerebrales, utilizando herramientas como el acrónimo FAST para reconocer señales de alerta. Así, con preparación y precaución, es posible disfrutar de esta actividad minimizando sus riesgos.
